Tras años de usar Microsoft Office, me cambié a LibreOffice hace 15 años. Te comparto mi experiencia, lagunas ventajas y por qué no me arrepiento del cambio.
Una historia que tal vez podría ser la tuya
Desde los inicios (1990) de Microsoft Office me sentí deslumbrado con Word y Excel. Aunque también alternaba con WordPerfect (con WordPerfect el procesador de textos, Quattro Pro su hoja de cálculos y Presentations). Sin embargo, con los años Microsoft Office estuvo siempre presente. Casi por costumbre, instalación tras instalación, siempre repetía lo mismo. Incluso con licencia de uso bastante costosa, por cierto, siempre seguía ahí.


Pero un día, mientras reinstalaba todo en las computadoras de mi oficina, me pregunté: ¿y si pruebo otra cosa? Así fue como llegué a LibreOffice. Hoy te comparto lo que descubrí.
¿Qué es LibreOffice?
LibreOffice es una suite ofimática gratuita y de código abierto. Tiene todo lo que podrías esperar: un procesador de texto (Writer), una hoja de cálculo (Calc), presentaciones, base de datos, dibujos y más. Todo sin pagar ni registrarse y de código abierto. En otra editorial, te explicaré qué es código abierto y por qué adhiero a esta tecnología.
👉 Es compatible con documentos de Word y Excel, aunque puede haber pequeñas diferencias al abrir archivos DOCX o XLSX antiguos.

¿Por qué hice el cambio?
Estas fueron las principales razones que me convencieron:
- Me cansé de las suscripciones y de vincular mi cuenta Microsoft.
- LibreOffice es más liviano y rápido: arranca más veloz, consume menos memoria.
- Es sencillo de instalar: descargar, instalar y listo. Sin claves, sin pagos.
- Siento mayor libertad: no depende de internet, ni de licencias.
¿Qué aplicaciones incluye LibreOffice?
Como verás a continuación, esta suite te ofrece todo lo necesario para cubrir tus necesidades:
- Writer: procesador de texto similar a Microsoft Word.
- Calc: hoja de cálculo similar a Microsoft Excel.
- Impress: herramienta para crear presentaciones, comparable a Microsoft PowerPoint.
- Draw: programa de dibujo vectorial y diagramación.
- Base: herramienta para bases de datos, similar a Microsoft Access.
- Math: editor de ecuaciones matemáticas.
¿Qué tan fácil fue adaptarme?
Al principio, puede que te cueste un poco. La interfaz es distinta. No hay «cinta de opciones» como en Office, pero con unos días de práctica, me sentí como en casa.
- En Writer encontré todas las funciones que usaba en Word: estilos, numeración, índices, corrector.
- En Calc, me sorprendió lo fácil que fue pasar desde Excel. Las fórmulas básicas funcionan igual, y crear gráficos es muy intuitivo.
¿Tiene alguna desventaja?
Sí, pero nada grave:
- Algunos documentos antiguos pueden abrirse con desajustes.
- Hay que acostumbrarse a una nueva forma de organizar los menús.
- A veces, compartir documentos en formato DOCX no queda idéntico (aunque se puede exportar directamente a PDF o DOC).
¿Lo recomendaría?
Sin duda, y sobre todo sí:
- Querés ahorrar dinero en licencias.
- Si no necesitás funciones demasiado avanzadas o específicas.
- Estás dispuesto a aprender algo nuevo y sin miedo de hacerlo.
Para mí, usar LibreOffice no es solo una cuestión práctica; también es sumarme a una forma de pensar que apuesta por la libertad y la colaboración. Desde lo cotidiano, tener una suite completa, confiable y gratuita en mi computadora me permite trabajar sin trabas, sin licencias caras y sin andar pendiente de cuentas o pagos. Mira cómo selecciono las aplicaciones antes de instalarlas.
Y además, cada vez que elegimos LibreOffice, estamos apoyando a The Document Foundation, una organización que cree que el software tiene que ser libre, accesible y de calidad para todos. Algo que, la verdad, hoy en día vale mucho más de lo que parece.
Si te interesa conocer más o descargarte el paquete completo para tu libre uso, podés hacerlo directamente desde la web oficial: https://es.libreoffice.org/
Yo soy Pablo, tu asistente tecnológico humano, como la IA, pero con «tracción a sangre».